En los años veinte, Hollywood, se había convertido en poco tiempo el centro industrial cinematográfico de los EE.UU. Tras dejar atrás los "problemas" creados por Edison, grandes empresas han levantando sus estudios donde, además de hacerse películas, se "fabrican" las estrellas para interpretarlas.
Se desarrolla un sistema de publicidad que crea una atmósfera de leyenda alrededor de los ídolos del público, y de esta forma los actores y las actrices se convierten en mitos. Es el caso de Lilian Gish, Gloria Swanson, John Barrymore, Lon Chaney, John Gilbert, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Mae West o Rodolfo Valentino. Ha nacido el Star System, sistema de producción basado en la popularidad de los actores.
Se desarrolla un sistema de publicidad que crea una atmósfera de leyenda alrededor de los ídolos del público, y de esta forma los actores y las actrices se convierten en mitos. Es el caso de Lilian Gish, Gloria Swanson, John Barrymore, Lon Chaney, John Gilbert, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Mae West o Rodolfo Valentino. Ha nacido el Star System, sistema de producción basado en la popularidad de los actores.
Durante la I Guerra Mudial y aprovechando que la producción de películas en Europa ha caído en picado, Hollywood se expandió por todo el mundo. No en vano, la década de los años 20 fue la época dorada del cine mudo americano.
Un género que destacó y que atraía a numeroso público a las salas, fue el slapstick o cine cómico: este género estaba basado en sketches en los que se muestra acciones exageradas de violencia física que no derivan en consecucias reales de dolor. De esta forma se generalizan los lanzamientos de pasteles de nata, las locas persecuciones, los golpes con sartenes.... Un innovador de este género fue Mack Sennett que descubrió a Chaplin, Lloyd, Turpin, Langdon...
Los dos cómicos que harán universal el arte de hacer reír en la pantalla serán Chaplin y Keaton. El cine cómico y la comedia se entrelazan en las películas de estos actores-directores, situándolos en la cumbre el cine que alcanzaron no sólo por sus propios trabajos sino, también, por el éxito popular conseguido en todo el mundo.
Charles Chaplin hizo famoso su personaje de "Charlot" gracias a la caracterización que se convertiría con el tiempo en uno de los iconos más recordados, hasta el día de hoy. El hito de importantes cortometrajes y mediometrajes como El vagabundo (1915), El inmigrante (1917) y Armas al hombro (1918), serán superados en la década siguiente por los largos El chico (1921) y La quimera del oro (1925).
Charles Chaplin hizo famoso su personaje de "Charlot" gracias a la caracterización que se convertiría con el tiempo en uno de los iconos más recordados, hasta el día de hoy. El hito de importantes cortometrajes y mediometrajes como El vagabundo (1915), El inmigrante (1917) y Armas al hombro (1918), serán superados en la década siguiente por los largos El chico (1921) y La quimera del oro (1925).
Buster Keaton se caracterizó por un rostro inexpresivo (lo que provocó que se le llamara "cara de palo") y el tener que enfrentarse estoicamente a un mundo que se rebelaba a cada instante ante lo que hiciese. Lo mejor de su trabajo se encuentra en La ley de la hospitalidad (1923), La siete ocasiones (1925), El maquinista de la General (1927) , El cameraman (1928).
Además del cine cómico, la industria estadounidense abordó otros temas, dando origen a una serie de líneas de producción que se denominarían géneros, como por ejemplo:
- Cine del Oeste (western), con singulares aportaciones de John Ford (El caballo de hierro, 1924; Tres hombres malos, 1926)
- Cine de aventuras impulsado por Allan Dwan (Robin Hood, 1922; La máscara de hierro, 1929).
- Cine bélico y social de King Vidor (El gran desfile, 1925; Y el mundo marcha, 1928) y William A. Wellman (Alas, 1927).
- Melodramas de Frank Borzage (El séptimo cielo, 1927), entre otros muchos.
Realmente fueron unos años importantes para el star-system cinematográfico.
De los grandes estudios salen grandes producciones, algunas de ellas muy espectaculares como las que hacía el director Cecil B. de Mille, "Los diez mandamientos" (1923) o "Rey de Reyes" (1927).
De los grandes estudios salen grandes producciones, algunas de ellas muy espectaculares como las que hacía el director Cecil B. de Mille, "Los diez mandamientos" (1923) o "Rey de Reyes" (1927).
Además, el cine estadounidense se benefició a lo largo de estos años de la presencia de numerosos directores y técnicos europeos que decidieron probar fortuna en su industria, como Erich Von Stroheim, autor de "Avaricia" (1924).